1986
Transparencia
Hoy es otro día en que la nada transparenta mi rostro, la vista se perdió del frente y se hizo acompañar de una sonrisa equívoca. Parece que perteneciera a otro rostro, el tuyo, quizás, quisiera que fuera mío, pero el cuarto se llena de soledad y a la vez de hastío, sí, de encontrarme así, transparente, sin que otra piel me roce y me de la vida. Creo estar muerta, me hallo aquí, más allá, más nunca. Ese encuentro se parece a aquel día que buscaba mi sombra, volteaba, volteaba y no estaba, la presentí o sentí a una cuadra más allá de mí, no quiso acercarse, la obligué, le di patadas una y otra vez, sangró, regresó y ya no era la misma, no encajaba conmigo. Creo que la malogré mucho, hubiese sido mejor no obligarla a estar conmigo.
Y como siempre, de nuevo sola. Me pregunto: - ¿y si busco otra sombra en la oscuridad? para que no me vea y presienta como soy y no quiera venir. Esta vez no obligaré, no forzaré la situación, la seduciré y la atraparé. Pero hoy mi encanto no está muy exquisito, la miel se agotó, mi piel suda y las gotas quebrantan mis ensueños, parece que tanta transparencia no deja ver nada y no la hallé, bueno, no vino conmigo…
Y si mañana amanece el día igual a hoy, con esas nubes tan opacas y con lluvia amenazante… Quisiera mojarme con agua de lluvia, tan fría, pero dudo, y si me borra o me congela, no podré buscar la sombra que quiero.
Sí, quiero aquella que me deja cerrar los ojos y soñar. Soñar que algún día escribiré para ti, te diré que te quiero, que me haces una falta inmensa. Ese día como hoy, casi no existe.
Sí, quiero aquella que está más allá, que me deje llorar y cambiar de transparencia, a lo mejor llega a ser azul.
Sí, aquella que ría conmigo, que nos retorzamos en el suelo y nos cubramos del polvo de la calle y si ha llovido también ensuciarnos de los charcos. Y si se alborotan los mosquitos, ojalá, que nos hagan cosquillas en la nariz y los oídos.
Sí, aquella cualquiera que me haga vivir, que pueda tocarme, que pueda gritarle al ayer y reírme de él, jugar a la pelota con el pasado, pegarle miles de veces contra el piso, partirlo, pisarlo, no dejar rastro de él. Y del futuro, ¿qué sucederá con él? Suena como la lluvia que cae sobre un techo de zinc, bueno, al menos suena, pero no sé si ese sonido le dará la vida. Solo creo que se está hundiendo y no se parece a la sombra que busco.
Siempre huye y no deja el camino marcado, es la agonía de no encontrar nada, de saberte ausente y lejano, riendo de los demás o disfrutando de lo acontecido en los otros.
Nada me pertenece, ni mi cuerpo, ese ya no dice nada, quizás sea mejor que se mantenga en silencio. Sí, mejor calla, mantente alejado, solo, así luego no te arrepientes. ¿Y la transparencia que hago con ella? La dejo ir, quizás se encuentre con el arcoíris y éste le regale una franja con mucho colorido y se enrumbe hacia otro camino, muy distinto al mío, porque siento que no estará bien a mi lado. Y si camina y camina, se despoja de ataduras, de todo lo irresoluto, puede ser que consiga algún día a alguien mejor.
Sí, mejor que yo.