1985
Lo que dejó de existir un día
La verdad nació un día que todos los habitantes de un pueblecito lejano estaban cansados de no ser cada uno de ellos. Un gigante que lo que sabía hacer era mentir, los tenía amenazados, no los dejaba salir de sus casas por las tardes. En las mañanas tenían que trabajar cortando esperanzas, a la hora de comer, comían cepillos de pelo largo y amarillento, luego tenían que seguir trabajando.
No existía el descanso, solo a la hora de dormir, que era muy corta. Dormían nada más que dos horas, eran unos días terribles. El gigante cada día exigía más. Tenían que cortar cada día más esperanzas, toneladas de esperanzas, era demasiado trabajo.
Un día se pusieron de acuerdo todos los habitantes para acabar con el gigante mentiroso.
Cada día se reunían para planear el ataque. Pasaron varias semanas y cada vez más el gigante exigía mentir más y más.
Por fin, después de tanto planificar, llegó el esperado momento, lo anhelado. Después de la comida del gigante, como comía mucho y se quedaba dormido aprovecharon de amarrarlo con hilos de cocer y lo clavaron en la pared con astillas de cristal.
Al despertar el gigante y al verse atado, gritaba sin cesar, pidiendo que lo bajaran. Pero los habitantes no entendían nada, y le respondían, - ¿qué que te dejemos allí? Nos parece una buena idea. Y él no es eso: - ¿qué me bajen, por favor ?
El gigante después de tanto implorar que lo bajaran, prometió que no los haría mentir más, que se iría del lugar con tal de recuperar su libertad. Entonces los habitantes cedieron y lo bajaron.
Y sabes tú, se acabó la mentira. ¿Y quieres saber con qué fue amarrado y clavado el gigante de verdad – verdad? Averígualo tú …. Te daré una pista, adivínala:
Fue amarrado con a…… y clavado con c….s
Finalmente, los habitantes de aquel pueblo lejano pudieron cocinar comidas riquísimas y seguir cortando madera para terminar de fabricar sus casas.